Hace unos meses nosolovih publicó un articulo donde hablábamos de los disidentes del Sida y las consecuencias que habían ocasionado en muchas personas que no habían querido seguir los tratamientos convencionales e incluso los estragos que habían ocasionado estos movimientos en países como Sudáfrica, donde su presidente se negó a administrar los fármacos contra el Sida, optando por medidas nutricionales. Como ya dijimos entonces, Sudáfrica se ha convertido en el país con mas casos de Sida del planeta 1 de cada 10 sudafricanos es portador del VIH.
Ahora unos años después, los sudafricanos tienen acceso (en muchos casos limitados) a los fármacos de los que nosotros disponemos.
Hace uno días una reportera de la “South African Broadcasting Corporation”, Tooli Nhlapo, realizaba un reportaje sobre una noticia que había oído y que según ella era algo que se podía limitar a un pequeño grupúsculo de jovenzuelos de algún suburbio del país.
La noticia era que muchos adolescentes y jóvenes sudafricanos, estaban usando los antirretovirales para combatir el VIH, para drogarse.
Nhlapo, en una entrevista a la BBC, relata que los niños, muchos de ellos en edad escolar, machacan las pastillas del VIH y se las fuman, unas veces solas, otras veces mezcladas con algún analgésico y otras veces con marihuana.
Nhlapo, quedo escandalizada y sorprendida viendo como niños con sus uniformes escolares le mostraban como fumaban la nueva droga de moda en sus barrios.
Pensó que aquello no podía ser posible y visitó algunos bares y lugares frecuentados por adolescentes. En la práctica totalidad de esos lugares estaba muy extendido el consumo de antirretrovirales fumados, chicos con edades entre 12 y 21 años, le mostraron como lo hacían. Cuando Nhlapo les preguntaba que porque hacían eso, los chicos le respondían; que sentían unos efectos alucinógenos y relajantes que les hacia olvidarse de sus problemas. A los pocos segundos de inhalar el humo, los chicos parecían encontrarse en otro mundo, perdían la noción de lo que decían y apenas sabían donde se encontraban.
Cuando Nhlapo regresó a la ciudad descubrió que esta practica estaba extendida por todo el país, hasta el extremo que se ha convertido en un problema nacional.
Los chicos consiguen la medicación a través del personal sanitario de los hospitales, o de los propios enfermos de VIH. Muchos de los chicos asaltan las dependencias y a los enfermos para robar la medicación.
Cuantiosos enfermos se quejan de que no les llega su medicación, y que han de hacer largas e interminables colas hasta que pueden acceder a ella. Muchos de los enfermos de VIH también han adoptado el hábito de fumarse la medicación, con el consiguiente riesgo que eso les puede ocasionar.
Mientras tanto muchos de los médicos y sanitarios, reclaman al gobierno que ponga los medios necesarios para combatir este enorme problema, los pacientes que están fumándose los antirretrovirales en lugar de ingerirlos pueden desarrollar muchas resistencias a los fármacos, que luego serán difícilmente tratables, además de los efectos secundarios que estos fármacos pueden producir, y que de momento se desconocen.
¡Si ya decía yo que la sustiva me hacia ver cosas raras, y nadie me creía! ...Esperemos que estos hábitos no crucen el continente, y que a nadie después de leer esto se le ocurra poner en practica lo de estos adolescentes, porque ya me veo a mas de un@ cogiendo la “machacaera” y plas, plas…trompetazo de sustiva pa los pulmones.
Akí
Ahora unos años después, los sudafricanos tienen acceso (en muchos casos limitados) a los fármacos de los que nosotros disponemos.
Hace uno días una reportera de la “South African Broadcasting Corporation”, Tooli Nhlapo, realizaba un reportaje sobre una noticia que había oído y que según ella era algo que se podía limitar a un pequeño grupúsculo de jovenzuelos de algún suburbio del país.
La noticia era que muchos adolescentes y jóvenes sudafricanos, estaban usando los antirretovirales para combatir el VIH, para drogarse.
Nhlapo, en una entrevista a la BBC, relata que los niños, muchos de ellos en edad escolar, machacan las pastillas del VIH y se las fuman, unas veces solas, otras veces mezcladas con algún analgésico y otras veces con marihuana.
Nhlapo, quedo escandalizada y sorprendida viendo como niños con sus uniformes escolares le mostraban como fumaban la nueva droga de moda en sus barrios.
Pensó que aquello no podía ser posible y visitó algunos bares y lugares frecuentados por adolescentes. En la práctica totalidad de esos lugares estaba muy extendido el consumo de antirretrovirales fumados, chicos con edades entre 12 y 21 años, le mostraron como lo hacían. Cuando Nhlapo les preguntaba que porque hacían eso, los chicos le respondían; que sentían unos efectos alucinógenos y relajantes que les hacia olvidarse de sus problemas. A los pocos segundos de inhalar el humo, los chicos parecían encontrarse en otro mundo, perdían la noción de lo que decían y apenas sabían donde se encontraban.
Cuando Nhlapo regresó a la ciudad descubrió que esta practica estaba extendida por todo el país, hasta el extremo que se ha convertido en un problema nacional.
Los chicos consiguen la medicación a través del personal sanitario de los hospitales, o de los propios enfermos de VIH. Muchos de los chicos asaltan las dependencias y a los enfermos para robar la medicación.
Cuantiosos enfermos se quejan de que no les llega su medicación, y que han de hacer largas e interminables colas hasta que pueden acceder a ella. Muchos de los enfermos de VIH también han adoptado el hábito de fumarse la medicación, con el consiguiente riesgo que eso les puede ocasionar.
Mientras tanto muchos de los médicos y sanitarios, reclaman al gobierno que ponga los medios necesarios para combatir este enorme problema, los pacientes que están fumándose los antirretrovirales en lugar de ingerirlos pueden desarrollar muchas resistencias a los fármacos, que luego serán difícilmente tratables, además de los efectos secundarios que estos fármacos pueden producir, y que de momento se desconocen.
¡Si ya decía yo que la sustiva me hacia ver cosas raras, y nadie me creía! ...Esperemos que estos hábitos no crucen el continente, y que a nadie después de leer esto se le ocurra poner en practica lo de estos adolescentes, porque ya me veo a mas de un@ cogiendo la “machacaera” y plas, plas…trompetazo de sustiva pa los pulmones.
Akí