martes, 14 de julio de 2009

SOS, tu cerebro puede ser hackeado


Desde hace ya algunos años, la medicina ha conseguido algunos logros que hace unas décadas se nos antojaban hazañas de ciencia ficción.

En la actualidad pequeños dispositivos electrónicos son implantados en el cerebro para corregir enfermedades como el Parkinson, depresiones de carácter grave o para manejar ordenadores sin mover un dedo, simplemente con los estímulos cerebrales. También estos diminutos dispositivos son implantados en prótesis o en el mismo corazón, como el desfibrilador ventricular.

Los expertos recuerdan que la mayoría de estos dispositivos se programan o ajustan desde el exterior mediante un control remoto de una forma tan sencilla como cambiar los canales de la televisión, y a pesar de su tan alta tecnología, casi ningún dispositivo viene con algún tipo de autentificación o encriptación para acceder a ellos.

De modo que cualquiera que disponga de las herramientas necesarias, podría hacerse con el control de esos dispositivos.

Hace unos años un grupo de investigadores, puso a prueba a un desfibrilador y lo hackearon con bastante facilidad, utilizando un ordenador de bajo coste. Los autores del experimento pudieron cambiar la terapia, desactivarla e incluso inducir a una desfibrilación de corazón que puede causar la muerte

Aunque los sistemas actuales tienen un radio de acción de 10 o 20 cms. las nuevas prótesis robóticas están incluyendo en su tecnología el sistema wireless que permite a los médicos hacer ajustes por control remoto sin tener que intervenir en el paciente. De manera que si no se ponen controles o contraseñas de acceso a estas prótesis cualquier hacker podría hacerse con el control y manejar la prótesis a su antojo.

Brazos y piernas que actúan por órdenes ajenas corazones que se aceleran o ralentizan a capricho del pirata informático, administrar mas o menos droga para alterar su estado de animo. Los científicos plantean incluso la posibilidad de que los pacientes intenten hackear su propio dispositivo y empiecen a automedicarse, mandando señales al cerebro que mejoren su humor o que anulen el dolor.

Parece ciencia ficción, pero también lo era la llegada del hombre a la luna y ya va a hacer 40 años de la empresa.

Visto akí


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