viernes, 24 de julio de 2009

El Mono Darwinista


Ningún científico a lo largo de la historia suscitó un impacto tan convulso, como el que originó el naturalista ingles Charles Darwin.

El 24 de noviembre de 1859, se publicó el libro "El origen de las especies," también conocido como "El libro que sacudió al mundo". Esta edición se agotó el día de su aparición como las otras seis ediciones siguientes.

Esta obra es un trabajo fundamental dentro de la historia de la ciencia y la biología. En él, Darwin argumenta largamente su teoría sobre cómo los organismos evolucionan gradualmente por medio de la selección natural.

Miestras la comunidad científica y gran parte de personalidades de la cultura aceptaba y acogía con gran entusiasmo el libro de Darwin, los creacionistas (la iglesia, ortodoxos religiosos y gentes de fe) rechazaban de pleno la teoría de Darwin. Si la teoría de Darwin era aceptada por el mundo, la institución mas poderosa de la historia, la iglesia, vería como su postulado sobre la creación del hombre y del mundo por un ser supremo y todopoderoso, quedaría seriamente dañado o dicho de otra manera; quedaría con el culo al aire.

Así pues, en el mundo se suscitó un polémico debate entre Creacionistas (defensores de que la vida fue creada por un ser superior) y Evolucionistas (defensores de la teoría de Darwin)

Mientras que en Norte América, rechazaban de pleno las leyes de la evolución y se manifestaban para que se suprimiera de los libros escolares cualquier alusión a la teoría de Darwin, en otras partes del mundo los Evolucionistas apoyaban plenamente a Darwin.

En Badalona, una bonita ciudad enclavada en el Barcelonés catalán, bañada por el mediterráneo y a pocos km del centro neurálgico de Barcelona, unos empresarios catalanes no eran ajenos al debate que se había suscitado en el mundo y ellos también tenían algo que decir.

En 1870 los Hermanos Bosch fundan en Badalona lo que a día de hoy(casi 140 años lo contemplan) es considerado el mejor anís del mundo, él "Anís del Mono"

Cuentan algunas leyendas, que la popular marca de anís debe su nombre a que la familia Bosch, tenia propiedades y negocios en América. Uno de sus barcos trajo un mono que acabó instalándose en la fábrica. El mono se hizo muy popular entre los lugareños de la zona que acudían a la fábrica a ver al simio hacer todo tipo de cabriolas y acrobacias. Esto hizo que la gente conociera a la fabrica como la del Anís del mono.

Los hermanos Bosch defensores de la teoría de Darwin y aprovechando el impacto social que causó su teoría, crearon una etiqueta que seria su marca hasta nuestros días. En esa etiqueta aparece un primate en avanzado estado de humanización y con el inconfundible rostro de Darwin. El mono sostiene en una mano una de las antiguas botellas de anís y en la otra un pergamino donde se lee esta inscripción: “Es el mejor. La Ciencia lo dijo y yo no miento”. En la etiqueta se puede apreciar una errata de imprenta donde se lee "destillacion" en lugar de destilació, pero sus creadores quedaron tan contentos con ella que se negaron a corregirla y a día de hoy aun prevalece esa errata.

Este eslogan pese a lo que se pueda leer en otras biografías, es una alusión irónica a la competencia de anises que empezaron a proliferar por la comarca debido al éxito del Anís del mono.

Para competir con el Anís del mono, surgieron un autentico zoológico alcohólico. Así aparecieron el Anís del Orangután, del Leopardo, del Torito, del Topo, del Taup, de la Cebra, del Guacamayo, de la Mariposa y muchos otros. De este gran zoológico alcohólico, el que mejor definía la lucha por la existencia, era el Anís del Tigre, producido en Arenys de Munt, en cuya etiqueta se ve a este gran felino lanzándose sobre un pobre mono al que sujeta con con una garra. Todos desaparecieron, lenta pero inexorablemente, el mono les ganó la batalla.

Otro de los emblemas del popular anís, es su botella. en un viaje a París, Vicente Bosch quedó prendado de una botella de perfume que regaló a su mujer. Tras comprar al perfumista los derechos del envase, en 1902 lo registraba adaptando la botella a las necesidades del anís le puso la famosa etiqueta y así es como lo conocemos hasta ahora. Las navidades en nuestro país no serian las mismas sin una buena botella de anís del mono acompañando los villancicos navideños.

Francis Ford Coppola, en una escena de El Padrino, homenajea a la Santa bebida de los hermanos bosch, donde después de un copioso ágape sus comensales fuman y toman café acompañado de una dulce y exquisita copa del mejor anís del mundo.

Que dios bendiga a Don Vicente. Dios salve a Baetulo muchos años, y maldigo la hora en que la puta de su alcaldesa me echó de allí.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

cojase una copita de anis del mono, echesela sobre las tetas de su novia, dejela que resbale hasta el ombligo y chupe el resultado hasta que su piel quede limpia y cristalina. su novia estara encantada de que usted sea alcoholico