Ayer después de ver un video en un informativo del último concierto The Eagles en Madrid me quede bastante decepcionada. No puedo opinar de la calidad musical del concierto pues no estaba allí, pero si se que la imagen que tengo ahora de la puesta en escena y de la presencia física del grupo es un poco caricaturesca.
Me impresiono ver a ese grupo de “abueletes” con sus melenas canosas, vestidos con sus mejores galas, haciendo grandes esfuerzos para no desafinar y para no perder el ritmo con sus guitarras o lo que es peor para no perder equilibrio y caer del escenario. Tengo que decir que nunca fue uno de mis grupos favoritos pero si reconozco que algunas de sus canciones, como Hotel California, son himnos musicales sin fecha de caducidad que marcaron a toda una generación y que todavía, treinta años después, siguen emocionando.
Pero los tiempos han cambiado y aunque cualquier etapa anterior siempre es añorada, a mi personalmente me gusta disfrutar con las canciones tal y como eran en el momento en que me hicieron sentir algo especial en mi vida, me niego a que estropeen mis recuerdos con voces temblorosas.
El retorno de viejas glorias está de moda, quizás por exigencias económicas o por dar rienda suelta a una inagotable creatividad, son muchos los que han decidido desempolvar las botas, los micrófonos y las guitarras para subirse, de nuevo, a la camioneta y recorrer los escenarios de todo el mundo.
Haciendo un repaso de las giras que ya se han realizado y de las que hay previstas para este verano en nuestro país es evidente que los veteranos de la música pretenden dar mucha guerra aún, los más destacados: AC/DC, Lou Reed, Spandau Ballet, Jerry Lee Lewis, Leonard Cohen, Elton Jhon, Bruce Springsteen y Madonna.
¿Y yo me pregunto es que ya no hay estrellas en el panorama del pop y del rock? Seguramente que si los hay pero aunque sean prometedoras no pueden competir, porque en cuestión de dinero y en las grandes giras las viejas glorias son las que parten el bacalao.
Por eso no es de extrañar que las desgastadas glorias del rock, como por ejemplo los Rolling Stones (bautizados como los geriátricos por una revista) y Madonna, continúen siendo los músicos que ganan más dinero y los más ricos del planeta. Cuando se trata de récords de ventas también ganan los viejos, pero el verdadero dinero lo recaudan en las giras, pues consiguen mover grandes masas de personas a las que no les importa pagar precios desorbitados por una entrada para ver a músicos consagrados.
Pero con el ansia de no caer en el olvido, muchas veces se arriesgan a perder su categoría de grandes estrellas que tan a pulso se ganaron. Es el caso de Madonna que, tras su último concierto el pasado miércoles en Barcelona, puede que haya perdido su calificativo de “reina del pop” pues son muchos a los que ha defraudado la diva. Dicen que no dio la talla vocalmente, llegando incluso a desafinar, uso play back y abuso de los sonidos bajos. Critican que no hubo demasiado feeling entre Madonna y el público. Aunque de lo que nadie discute es de su calidad en la puesta en escena y de su buen estado físico a los 51 años.
Me impresiono ver a ese grupo de “abueletes” con sus melenas canosas, vestidos con sus mejores galas, haciendo grandes esfuerzos para no desafinar y para no perder el ritmo con sus guitarras o lo que es peor para no perder equilibrio y caer del escenario. Tengo que decir que nunca fue uno de mis grupos favoritos pero si reconozco que algunas de sus canciones, como Hotel California, son himnos musicales sin fecha de caducidad que marcaron a toda una generación y que todavía, treinta años después, siguen emocionando.
Pero los tiempos han cambiado y aunque cualquier etapa anterior siempre es añorada, a mi personalmente me gusta disfrutar con las canciones tal y como eran en el momento en que me hicieron sentir algo especial en mi vida, me niego a que estropeen mis recuerdos con voces temblorosas.
El retorno de viejas glorias está de moda, quizás por exigencias económicas o por dar rienda suelta a una inagotable creatividad, son muchos los que han decidido desempolvar las botas, los micrófonos y las guitarras para subirse, de nuevo, a la camioneta y recorrer los escenarios de todo el mundo.
Haciendo un repaso de las giras que ya se han realizado y de las que hay previstas para este verano en nuestro país es evidente que los veteranos de la música pretenden dar mucha guerra aún, los más destacados: AC/DC, Lou Reed, Spandau Ballet, Jerry Lee Lewis, Leonard Cohen, Elton Jhon, Bruce Springsteen y Madonna.
¿Y yo me pregunto es que ya no hay estrellas en el panorama del pop y del rock? Seguramente que si los hay pero aunque sean prometedoras no pueden competir, porque en cuestión de dinero y en las grandes giras las viejas glorias son las que parten el bacalao.
Por eso no es de extrañar que las desgastadas glorias del rock, como por ejemplo los Rolling Stones (bautizados como los geriátricos por una revista) y Madonna, continúen siendo los músicos que ganan más dinero y los más ricos del planeta. Cuando se trata de récords de ventas también ganan los viejos, pero el verdadero dinero lo recaudan en las giras, pues consiguen mover grandes masas de personas a las que no les importa pagar precios desorbitados por una entrada para ver a músicos consagrados.
Pero con el ansia de no caer en el olvido, muchas veces se arriesgan a perder su categoría de grandes estrellas que tan a pulso se ganaron. Es el caso de Madonna que, tras su último concierto el pasado miércoles en Barcelona, puede que haya perdido su calificativo de “reina del pop” pues son muchos a los que ha defraudado la diva. Dicen que no dio la talla vocalmente, llegando incluso a desafinar, uso play back y abuso de los sonidos bajos. Critican que no hubo demasiado feeling entre Madonna y el público. Aunque de lo que nadie discute es de su calidad en la puesta en escena y de su buen estado físico a los 51 años.
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