viernes, 9 de enero de 2009

El amor es una locura


Esta clara la tendencia de hoy en el blog… estamos conectados, sincronizados, es telepatía o pura casualidad, no lo se pero el caso es que hoy, navegando al acecho de noticias en busca de la inspiración perdida o de cualquier cosa que pueda ser interesante para compartir con nuestros lectores (es una dura tarea, dicho sea de paso), me llamo la atención una noticia relacionada con el amor.

El título no me pareció demasiado original, pues es algo que ya sabemos todos: “El amor es pura química”, pero seguí leyendo y captó mi interés el hecho de que la ciencia pueda llegar a fabricar un fármaco capaz de aumentar o disminuir nuestros sentimientos hacia los demás.

Esto puede suponer (y aquí es donde enlazo con la noticia anterior) que el amor entre una pareja puede llegar a ser eterno si se sabe que hormona estimular.

En este caso volvemos a hablar de la oxitocina, hormona que afecta a las relaciones sociales como explicamos en el post Miradas de confianza, dicha hormona ha sido probada ahora en parejas de machos y hembras de ratones, y la conclusión ha sido que su administración puede aumentar el agrado o el rechazo total en su relación.

En humanos resulta que “una inyección nasal de oxitocina aumenta la confianza y ayuda a entender las emociones de los demás”. Esto es algo a lo que se le puede sacar mucho provecho y ya están pensando diseñar un spray para utilizarlo como apoyo a las terapias de parejas. Leer la noticia

Estaría bien disponer de una poción para mantener viva la llama de la pasión con nuestra pareja, podríamos estar tranquilos y relajarnos al saber que el amor que sentimos por la persona que hemos elegido para compartir nuestra vida no va desaparecer y viceversa.

También serviría para hacer desaparecer amores no deseados o no correspondidos…vamos que el empleo de la oxitocina puede llegar a ser toda una revolución en las relaciones amorosas.

El amor dejará de ser una locura incontrolable para convertirse en un sentimiento a la carta, controlado y sin sorpresas. No sé si alegrarme o preocuparme...



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