domingo, 24 de enero de 2010

"Desincrustando feministas y otras mierdas"




La mayoría de tópicos/típicos
masculinos que circulan por ahí son falsos.

Ya sabéis, esa especie de comportamientos comunes que solemos tener los tíos, pero que son exagerados y ridiculizados hasta la saciedad por la mano de las feministas. Ese atajo de despechadas y malfolladas gafaspasta, que consumieron su tiempo buscando en sus parejas (las que las tuvieron) el reflejo de ellas mismas para construir a su hombre ideal. Y aun así le seguian poniendo pegas... ¡iros a la puta mierda!

Queridas amigas, esas putas zorras os meten cosas en la cabeza a través de publicaciones para  chicas anormales (Cosmopolitan, Vanity fair etc…) como; que os gusta ser conquistadas con una buena cena a la luz de unas velas y después te lleven en brazos a la cama te depositen ahí con sumo cuidado y cariño y te practiquen horas interminables de placer oral, para después con extremada delicadeza penetrarte sutilmente mientras te miran a los ojos con la ternura de un puto bambi “degollao”. Y no te olvides que te haga llegar la primera al orgasmo porque si no ahí es donde aflorará su primer punto de machismo recalcitrante.

Si un hombre no proclama las 24 horas del día que se desvive por ti, no te ama ni te respeta-art. 35, pag.14, párrafo 23- extraído del “Manual del perfecto cabrón y otros hijoputas del montón”.

Dejad de sentir remordimientos de conciencia de una puta vez, por desear que os follen mientras os llaman “mi pequeña y sucia putita de su papa”. Eso no significa que estéis perdiendo vuestra autoestima ni dignidad, es simplemente que os afloran vuestros deseos más básicos y primitivos y ante eso queridas amigas no se puede luchar. ¡Que se jodan las feministas!

A los hombres, las putas feministas nos han creado tal cacao mental, que nos andamos con pies de plomo para no ser siquiera un poco agresivo sexualmente, no vaya a ser que te peguen un portazo en toda la boca y te metan una puta denuncia por violación o malos tratos.

Dicho esto, que no era la intención de este post, pero aprovechando que el Pisuerga pasa, pasa, pasa… bueno pasa por algún lado (¡Joder he de revisar mi geografía!), os contaré uno de los Tics que nosotros los tíos tenemos (y gozamos de el) y que vosotras chicas, y vosotras feministas en la puta vida podréis disfrutar ni experimentar.

Los hombres, como ya dijimos en alguna que otra ocasión, traemos implantados de serie en nuestro ADN una serie de comportamientos que es intrínseco en nosotros por naturaleza. Y uno no demasiado divulgado pero sumamente placentero es este del que me gustaría hablar

Se trata del irrefrenable deseo de cuando vas a mear y observas cualquier impureza adherida sobre la superficie de la blanca porcelana del retrete, no puedes sino que apuntar y dirigir el chorro (prominente chorro para algunos) hacia esa mancha, papel, pelos (púbicos en su mayoría) o lo que mas abunda y el reto y disfrute mas placentero, esa porción de mierda adherida, incrustada ahí en esa pendiente de porcelana donde una vez tirada de la cadena algunos restos rebeldes se negaron a desengancharse.

Lo primero que hacemos al entrar a un water publico, es observar detenidamente si hay restos o pedacitos de mierda incrustados. Los pedacitos de mierda resecos, representan el mayor reto y como tal, la satisfacción que experimentas al vencerlos no tienen ni punto de comparación a la de desenganchar un simple papel, o un puñado de pelos púbicos.

La técnica para tal empresa cada uno dispone de la suya, cada maestrillo tiene su librillo. Yo particularmente apenas le echo un primer vistazo a la incrustación en cuestión, ya se por que flanco he de atacar. El color y la textura te marcan si es una incrustación de varios días (tarea ardua y difícil), si es de unas horas o unos minutos. Si detectas que es de unos minutos, automáticamente se te dibuja una media sonrisa en la comisura de tus labios, sabes que esa porción de mierda, tiene sus segundos contados.

Si por el contrario nada más avistar la “amarronada” mancha detectas que lleva ahí varios días o incluso semanas, entonces querido amigo la cosa se complica.

El modo de proceder es el siguiente; una vez con tu polla en la mano, diriges tu chorro hacia el centro de la incrustación, ¡pero ojo! no vacíes ahí toda tu vejiga. Presionas firmemente el conducto de tu polla por donde pasa tú orina y limitas el caudal y lo cambias a modo de propulsión/compresión, algo así como si estuvieras petroleando el motor de un coche. Al cabo de unos segundos veras como esa mancha “amarronada” comienza a tornarse como mas inflada y esponjosa. Eso es debido a que tus “meaos”  han ido calando y reblandeciendo esa rebelde incrustación. Cuando hayas observado esas señales inconfundibles, es el momento de taponar tu compresor y cambiarte de ubicación para atacar por otro flanco. Derecha, izquierda, arriba, abajo. Así hasta que veas como poco a poco, lenta pero inexorablemente tu objetivo lo ves desaparecer ante tus ojos.

En ocasiones no se consigue. No pasa nada, pierdes con deportividad y miras desafiante esa puta mancha y le reconoces su victoria. Pero si no es así, si por el contrario esa mancha ha sucumbido a tus habilidades y al potente chorro de tu compresor, entonces queridas amigas la satisfacción que se experimenta es comparable a la de un buen orgasmo, algo del que esas putas feministas solo han oído hablar en los documentales de tv y en los libros de sexología.

Cuando desincrustas esa pequeña porción de mierda, te sientes vivo, tu pecho se expande, a tu polla la sacudes con el reconocimiento de quien ha hecho un gran trabajo y saboreas ese dulce y placentero sabor a, a…¡¡¡VICTORIA!!!

"Endevé la sole, ya te vale" (er niño el mechero)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tio... ¿como se llama lo que sea que tomas?

Anónimo dijo...

yo propondria que el desincrustamiento de pedacitos de mierda fuera deporte olimpico.
samaranch vuelve