martes, 17 de febrero de 2009

Bienvenido a la republica democrática de tu granja



Cuando los patitos hacen pio pio, es que tienen hambre o es que tienen frió.

Así comienza una canción popular para niños. Una de esas canciones que les enseñan a los niños de 2 a 4 años. Al ritmo que cantan esas estrofas van haciendo los movimientos que la Señorita les ha enseñado, mueven sus diminutas axilas arriba y abajo para simular un ave y se abrazan con sus manitas ellos mismos para representar el frió que pasa el ánade.

Antes era así. Ahora cuando los patitos o los gansitos hacen, pio pio, no es de hambre ni de frió. Es porque los putos chinos les están arrancando las plumas de sus cuerpos.

Les arrancan las plumas estando vivos para vendérselas a IKEA y rellenar con ellas los edredones que a nosotros nos abrigan las frías noches de invierno. Se las arranca estando vivos, porque de esa forma a un ganso, pato u oca, le pueden extraer cuatro o cinco veces su plumaje durante la vida del animal, mientras que si el pato esta muerto, solo pueden arrancárselas una vez. ¡Listos los chinos!, ¿no?

Pero tampoco hemos de escandalizarnos porque a un puto ganso le arranquen las plumas estando vivo, total es solo un pollo con un pico más bonito, que es eso comparado con el confort que nos proporciona el edredón “Mysa olvon” o la almohada“Gosa näva”, que mas da que para reunir 1 kilo de plumón
tengan que desvestir a 30 patos… ¡pues eso! que tampoco seamos tan tiquismikis. Si en vez de patos fuesen niños, entonces si, entonces seguramente nos rebelaríamos, ¿no?, porque seguro que si nos enteráramos por una de esas casualidades que las zapatillas que tenemos puestas, ¡ si, esas tan bonitas de la Niké! estuviesen hechas con las manos de un niño de 9 años en Pakistán por 1 € al día, entonces si que pediríamos justicia, ¿no?, y dejaríamos de comprarle a la Nike sus fabulosas “Air Jordán”, ¿no? y no te digo nada lo que haríamos si por una de esas casualidades no enteráramos que la camiseta esa tan “guay” de Zara que tenemos puesta, nos dijeran que la ha teñido una niña de 11 años en alguna nave clandestina en los suburbios de Bangladesh y que posiblemente esa niña no llegue a cumplir 30 años debido a la toxicidad de esos tintes. Seguramente eso si que ya nos sublevaría y saldríamos a la calle a clamar justicia ¿a que sí?

Pero por un puñado de gansos que total acabaran tarde o temprano con una naranja en la boca en el horno de cualquier restaurante, a esos que les “den”. Los gansos son un poquito quejicas se ponen como monas cabreás por unos tironcitos de nada.

Los chicos de Ikea que son de otra pasta (son nórdicos, esos no son europeos de 2ª división como nosotros), pues ya han hecho un comunicado que dicen que romperán relaciones con los chinos, y que el que quiera y sienta remordimiento de conciencia por la mierda el ganso, que lleve el edredón que le devolverán el dinero (hasta la fecha el telf. comunica, nadie sabe nada de nada), vaya que dicen que se la han metido doblá los chinos.

Ikea, esa multinacional tan sensibilizada con el medio ambiente y los derechos humanos, a comunicado que para que nadie sienta a partir de ahora remordimientos de conciencia, proporcionara un kit de montaje que incluirá la funda del nórdico por un lado y el ganso por otro, y cada cual que haga lo que le dicte su conciencia.




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