sábado, 22 de noviembre de 2008

La paradoja de Aiko


Mi vida es una mierda.

Nada tiene sentido.

Vivir así es peor que estar muerta.

No podré resistir este calvario de tristeza.


Así comienza la página 32 del diario de Aiko Hayashi una joven japonesa que el pasado día 19 tomó la decisión de poner fin a su vida. Ingirió doce bombones de licor a los cuales les había inyectado previamente acido cianhídrico (cianuro en su estado mas puro). Cuando llegaron los forenses nipones para certificar su muerte, inmediatamente dedujeron que el olor a almendras amargas que invadía la habitación era producido por el cianuro que ingirió Aiko.

En la pantalla de su ordenador había una larga charla en su cliente de mensajería instantánea. Aiko le hizo saber a su interlocutor (su novio al parecer) que ya no quería seguir viviendo, que sin el, su vida ya no tenia ningún sentido.

La paradoja de este suicidio no hubiera ido más allá de una simple estadística, si no hubiese sido por que mientras los forenses retiraban el cadáver de Aiko, en la ventana de su ordenador iban apareciendo nuevos mensajes escritos. Era el supuesto novio de la chica pidiéndole perdón y mostrando un sincero arrepentimiento. El chico le prometía amor eterno, y se arrepentía de su error (acabo de ver las cosas claras durante estas horas, le decía) y le sugería que se pusiera su mejor vestido que en unos breves instantes pasaría a recogerla.

La buena de Aiko cayó sin darse cuenta en el llamado “síndrome de Abdera”
Cuando un ser humano se enamora, su cerebro libera feniletilamina, sustancia que aumenta la energía física y la lucidez mental. Ante la desilusión, el nivel de feniletilamina se derrumba, y el cuerpo experimenta la sensación de depresión y tristeza.

Demasiado tarde para el, demasiado pronto para Aiko.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Triste final , EL AMOR TIENE RAZONES QUE LA RAZON NO ENTIENDE ;)

Anónimo dijo...

Cuando parece que ya nada se espera, la vida ofrece giros rockambolescos, entregarse al primer contratiempo negativo no es mas que aceptar tu derrota sin haber quemado tus ultimos cartuchos.
don't worry be happy