sábado, 31 de julio de 2010

¡Gordinflón!



En asuntos de vital importancia, lo vital es el estilo, no la sinceridad.


¿Te gusta que te hablen claro?

¿Que te digan realmente lo que piensan de ti?

¿Te gustaría que un sujeto por imbécil que sea te diga como te ven sus ojos?

Normalmente no coincidirás con su visión de ti, y en el mejor de los casos maldecirás a ese gilipollas que resumirá en dos desacertadas frases tu personalidad o tu actitud ante la vida.

Pero claro, ese gilipollas tiene un plus de tolerancia y aceptación, porque él previamente suele preguntar, si quieres oír su verdad. Además recalca casi  siempre que va de cara aunque a veces escueza la crudeza de sus reflexiones o la aplastante sinceridad de sus palabras.

Craso error Sr. pedazo gilipollas.

En el terreno personal, tanto en lo físico, como moral, las opiniones personales se han de amortiguar todo lo que te sea posible. Se podrá opinar, si, (siempre y cuando te lo pidan) pero edulcorando tu opinión en favor de la persona que prejuzgas todo lo que este a tu alcance. No caer en el pasteleo ni en la retórica barata. Si caes en el pasteleo se te verá el plumero y entonces hubiera sido mejor que te hubieras metido tu húmeda y sonrosada lengua en tu apretado y peludo ojete.

Existe una cosa que se llama discreción, es algo así como; ignorar lo que ya sabemos o tener cierto  tacto al expresarte. También puedes solaparlo con alguna metáfora que amortigüe tu verdadera opinión e intentar no hundir en la miseria a quien desde su más inocente postura te pregunte; ¿Crees que estoy gordo?

Sí, estas gordo. Y no solo gordo, pareces un autentico cerdo seboso que están cebando para ser sacrificado en Navidad.

Esa sería la respuesta correcta ante la inocente pregunta que pudiere hacerte algún allegado  o persona que te confié la opinión hacia su persona.

Con esta respuesta, en principio un tanto demoledora, no estas hundiendo en la miseria a tu interlocutor, no, lo que estas haciendo es ayudarle a superar su trauma o su complejo. Si en vez de GORDO, le dices que está un tanto obeso, la persona cree que es producto de una enfermedad y por tanto por mucho que luche contra la genetica o  dietas milagro contra su exceso de peso, jamás logrará ese cuerpo que tanto anhela.

Puestos a demonizar, si alguna vez se nos ocurre preguntar a algún allegado o amigo, si aun le parecemos atractivos a pesar de los desastres reflejados en nuestros cuerpos a causa del sida y nos responden; NO, no me pareces atractivo, me pareces un puto cadáver que tienes escrito en las cuencas de los ojos que te quedan dos "afeitaos", no, nos sintamos zaheridos, ni menospreciados, ni mucho menos estigmatizados. Con esta respuesta nos demostrará su afecto y estará colaborando a que nos superemos día a día y no caigamos en el abatimiento ni dobleguemos la rodilla frente a las adversidades de la enfermedad.

No lo digo yo, lo dicen aquí


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