Sexo consciente

El tantra, es una disciplina religiosa que nació en la antigua India y en el Tibet, tiene como fundamento conseguir el mayor placer durante el mayor tiempo posible, para poder crecer espiritualmente a través del sexo. Para obtenerlo es necesario desprenderse de sentimientos negativos como la culpabilidad, la represión, la negación y el castigo.

Puede mejorar las relaciones sexuales, ya que ya que se consigue conocer mejor el propio cuerpo y saber lo que uno quiere. Se aprende a ser más natural, a aceptarte como eres, a ser más receptivo sexualmente y sobre todo favorece mucho la comunicación con la pareja.

Es importante hacer del sexo una vivencia más espiritual, hay que alejarse de la práctica del “aquí te pillo, aquí te mato”, el placer sexual debe ser una experiencia para disfrutar con todos los sentidos.

Para lograr este objetivo hay que hacer meditación, ejercicios de respiración y concentrarse en los sentimientos hacia la pareja. Son esenciales los preliminares, como el abrazo tántrico (rodear con los brazos y las piernas a la pareja, ambos sentados) o el masaje tántrico (estimular el sistema nervioso del otro con caricias). También es esencial darle más importancia al lugar de los encuentros sexuales, a mejorarlo con velas, incienso, aceites, música ...

Si logramos dominar las técnicas Tantra nuestra vida sexual se enriquecerá. Seguramente sea difícil llevar a cabo la técnica "original" pero, a lo mejor, algunas de las costumbres "tántricas" nos aportarían un nuevo punto de vista para mejorar nuestra vida sexual.

Se puede aprender Tantra en talleres y cursos (de forma presencial, por supuesto), tanto en pareja como individual, pero que nadie se equivoque que apuntarse a Tantra no es ir a practicar sexo.

También se puede experimentar en casa aunque no se sepa mucho de tantra: preparar el ambiente, darle un masaje a tu pareja, explorar cada milímetro de su cuerpo sin preocuparse del tiempo, estimularse sin llegar al orgasmo, respirar…en definitiva concentrarse en las sensaciones, sexo a cámara lenta, el culto al éxtasis.

¡Con probar, no se pierde nada!.