Llevo unos días como ausente.
Como sin ganas, laso, apático, flemático.
La culpa es de “ella”.
Bueno no toda exactamente. Pero amigos, a dios pongo por testigo que esa maldita zorra ha sacado toda su artillería pesada para golpear donde mas duele. En la puta línea de flotación. A punto ha estado de pulsar el puto botón rojo, ¡catacracksssss! Asi ardas como las ramas secas, debió de pensar.
Y no sabe que no es necesario esforzarse tanto en tan lamentable y miserable empresa. Déjame solo unos cuantos minutos y probablemente caeré en una especie de depresión melancólica. Esa puta zorra no ha medido sus fuerzas. La prejuzgue mal.
El análisis que hice de ella duró exactamente dos Ging tonic's y un plato de olivas rellenas. En el momento que me dijo; -Oye yuno, ¿no te has dado cuenta cuantas cosas tenemos en común? ¡¡Joder!! el colmillo retorcido se dejo entrever por la mueca de mi sonrisa, me relajé. Por unos instantes la única visión que me venia a la mente, era la maravillosa curva de su espalda, su culo elevado mirándome y su cara hundida en mi almohada de Ikea.
Y no!!, no es un pensamiento machista ni despreciable, es algo innato en el comportamiento masculino. Lo deberemos llevar codificado en el puto ADN, como nuestra afición por las películas de Swarseneguer y a carrusel deportivo.
Los hombres pensamos de manera irracional e innata, pensamos que esa chica que esta ahí sentada, es una princesa sin pasado y que vamos a moldear su futuro a nuestro antojo. Ja!
Esa puta zorra traía en su megafashion bolso de Gucci los putos papeles del contrato que habría de hipotecar mi vida a su bata de boaitné y a su carrusel de cambios, post y premenstrual.
¡Joder!, apuré mi ultimo trago (casi me ahogo con el hielo) pedí la cuenta y le ayudé a calzarse su abrigo “Amelie Poulain”. La sarta de improperios que me acompañaron hasta llegar a la puerta de su casa fue lo que me ha dejado abatido estos días. Me niego a repetirlos.
Me reharé, sin duda. Mi psicólogo está ganándose su sueldo. Ya estoy mejor. Porque un hombre se mide por las veces que se cae. Y se cae porque se la juega, porque morder el polvo forma parte del juego y yo he venido a jugar y pediré otra carta y doblaré la apuesta y la próxima la pago yo y que le den mucho por el culo a las zorras con contratos bajo el brazo.
El caso es que ahora estoy aquí tirado mirando los putos folios en blanco y viendo solo en ellos esas maravillosas curvas arqueada de su espalda y sus tetas mirando el colchón.
No cogeré el teléfono para llamar, no cogeré el teléfono para llamar, no cogeré el teléfono para llamar, no cogeré el teléfono para llamar, que no, que no, que no, NOOOOOOOOOOO!!!
-Si, dígame!!
-Oye cielo, tenemos que hablar te importa??
3 comentarios:
juassssss, Yunito si no sabes torear pa que te metes.
tu bromea bromea, pero te sale la vena machista se te ve el plumero
venga arriba ese animo hay muchas espaldas arqueadas para hundir en esa almohada IKEA
un beso
Yuno,
has cogido el teléfono, has llamado,
has hablado con ella,
con ella!
con ella!
con ella!
no has dicho nada coherente,
te pierdes,
te pierde......!
te descoloca,
ya no tienes el control,
se apodera de tu voluntad,
ahora es tu obsesión,
tu único pensamiento,
tu idea obsesiva compulsiva,
esa espiral que te hunde,
que te lleva.
Resbalando, en un ring de lodo,
la pegajosa y maldita humedad, te impide ponerte en pie.
Recorres sinuosas curvas, certeramente regresa la arcada
nauseabunda en la boca de tu estomago.
Deseas, que la pueril,
y mitificada fantasia
de que se convierta en mantis religiosa,
y tú, en su presa, sea realidad, para poner fin a la desgana, a la apatía, a la desidia, y tu flemática actitud
Y por fin, te abandonas..........
a los brazos del sueño reparador.
La sinceridad es la clave. Pero si te cuesta, interpreta un papel.
Nunca debistes llamar
debiste dejarla ahi tirada y que pagara la cuenta
¡y que cojones! encima la llevas a su casa?
tu orgullo como hombre vale mas que mil culos mirandote
que le den a esa zorra
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