Que estamos en una playa, me dice.
Que en un supermercado le digo. Que hay un velero. Que hay unas bambas con lunares rojos y azules. ¿En la playa? no, en el supermercado.
Sin embargo, no hemos salido de esta habitación. Cuatro paredes amarillas. La ventana pequeña y al lado, el ropero con espejo de luna. En el techo una gotera en la pared de la izquierda. Si se mira hacia la ventana las revistas apiladas sobre la mesa y enfrente, la cama en la que hacemos estos viajes.
Ahora hemos vuelto porque llueve.
Que en un supermercado le digo. Que hay un velero. Que hay unas bambas con lunares rojos y azules. ¿En la playa? no, en el supermercado.
Sin embargo, no hemos salido de esta habitación. Cuatro paredes amarillas. La ventana pequeña y al lado, el ropero con espejo de luna. En el techo una gotera en la pared de la izquierda. Si se mira hacia la ventana las revistas apiladas sobre la mesa y enfrente, la cama en la que hacemos estos viajes.
Ahora hemos vuelto porque llueve.
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