jueves, 30 de abril de 2009

Los cinco toques que hacen que te explote el corazón


Tengo una amiga.

Una de esas chicas que siempre han estado enamoradas del amor.

Una de esas chicas que idolatran los detalles; cumpleaños, santos, aniversarios, día de la rosa, día de los enamorados… ¡día de su puta madre!

Desde hace un tiempo empieza a ser menos exigente, las hormonas se le disparan y le surgen conflictos entre la emoción de los hombres galantes y detallistas y el picor que le nace en el ombligo y se desliza por su bajo vientre hasta alcázar la bisectriz del triangulo de la misma base de su coño. Ósea, digamos que a aparcado los detalles intranscendentes propios de colegialas de educación especial, por los instintos naturales de una hembra que necesita ser apareada por un macho, cualquier macho. El listón que antaño se le podría calificar de exigente, cada vez empieza a ser más bajo, da igual si es guapo, feo, culto, inculto, modernos, posmoderno, llegado a este punto esos aderezos del hombre carecen de sentido, el único requisito innegociable es que sea heterosexual y que no le surjan las prisas mientras le realiza un cunnilingus.

Creo que la lujuria se ha apoderado de ella.

Por algo parecido estaba atravesando una chica rusa, una peluquera de esas de barrio, una peluquera que ya había desistido de soñar con su príncipe azul y estaba cansada de terminar su jornada laboral e irse a su casa donde la única compañía que le esperaba era una gata siamesa mas encelada que ella y un kit de artilugios de silicona comprados en un Carrefour soviético.

Resulta que la rusa, la peluquera, esa que tenia el dedo corazón encallecido por el frotamiento en la bisectriz anteriormente mencionada, pues resulta que estaba en su peluquería a punto de terminar su jornada laboral, cuando de pronto irrumpió un ladrón en la peluquería y a punta de pistola intentó amedrentar a los que allí se encontraban con el animo de atracarles.

Craso error el que cometió Víktor( que así se llama el ladrón), apenas había pronunciado las palabras; ¡ que no se mueva nadie esto es un atraco!, Olga (que así se llama la peluquera) experta en artes marciales le asesto el golpe mas mortífero de todas las artes marciales, el golpe de los cinco puntos que hace que te explote el corazón …zasss, zasss, zasss, zasss, zasss cinco toques en diferentes partes de su cuerpo y el golpeado ni se entera, no se da cuenta de nada…¡pero…! Cuando intenta dar cinco pasos el corazón le estalla dentro de su cuerpo ¡Boomm! a tomar por culo.

Olga, no llevó el golpe hasta sus ultimas consecuencias, pero si que dejo inconsciente al ladrón.

Lo ató con el cable del secador de pelo y lo inmovilizó. Despachó a todo el mundo con la excusa de que ya había llamado a la policía y llevo al ladrón a la trastienda de la pelu.

Ya sin nadie dentro de la peluquería, Olga lo esposó a un radiador y le dio a ingerir una buena dosis de viagra.

Más de 48 horas lo tuvo allí sometiéndolo a todos y cuantos caprichos sexuales le fueron pasando por su imaginación. Olga desató toda su lujuria contenida hasta el extremo que el pobre chico una vez liberado y previamente primado por sus servicios con unos 20 euros, tuvo que ir al hospital de urgencias porque Olga le había dejado la polla hecha unos zorros.

Le he contado a mi amiga la anécdota de la peluquera rusa.

Mientras lo hacia sentí miedo. Sus ojos se clavaron en los míos, no parpadeaba, una media sonrisa hacia que le asomara uno de sus colmillos, apretó sus muslos y se mordió su labio inferior, momento en que aproveché el trance en que se encontraba para disimuladamente pagar la cuenta del bar y poner pies en polvorosa.
____________Akí, pa que veáis que no miento.
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5 comentarios:

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
yuno dijo...

No se quien coño ha eliminado los comentarios, los designios de la informática son un misterio. Los del blog no hemos sido.
Si eso volverlos a meter o metéroslo, o os la meto, o esposáis el comentario en el radiador y lo metéis, o os doy los cinco toques que hacen que se bajen las bragas sin enterarse.

Anónimo dijo...

Yo lo intentare meter de nuevo, si se me resiste échame una mano.
Joder pero es que ya no es lo mismo. Mejor no lo meto, pero diré que mas de una y de dos estará pensando en montarse su propia peluquería para cruzarse con su Viktor.

Anónimo dijo...

te cambio un Viktor por una Olga y te regalo un peine