En las décadas del los años 20 y 30, en los EEUU el consumo de heroína y morfina eran alarmantes. En 1925 uno de cada mil ciudadanos era adicto a los estupefacientes. Las cárceles se llenaban de reclusos que su único delito era el consumo de estas sustancias.
En 1935 en plena depresión, el gobierno americano decidió crear un esperanzador proyecto para intentar poner fin a este problema que les acuciaba y que aumentaba años tras años.
Lexington, una ciudad del estado de Kentucky fue la elegida para construir este legendario centro donde la mayoría de toxicómanos americanos habrían de pasar por allí
La “Narcotic Farm” o la granja de los estupefacientes, era una institución que no solo fue creada para la rehabilitación de drogadictos, sino para encontrar una cura contra la drogadicción. Los reclusos de todas las prisiones federales eran enviados allí para curar su adicción y adictos sin condenas penitenciarias también podían ingresar voluntariamente.
La Narcotic Farm se convirtió en poco tiempo en el epicentro del mundo en los tratamientos a los drogodependientes, ellos fueron pioneros en el uso de la metadona para curar la adicción a la heroína y la morfina, y utilizar sustancias para bloquear los efectos de los opiáceos. La Narco Farm jugó un importante papel para que la sociedad americana tuviese conciencia de que los drogadictos habían de ser tratados como a enfermos en lugar de cómo delincuentes.
Los presos y voluntarios ahí recluidos gozaban de una atención y privilegios desconocidos hasta entonces. Disponían de bolera, cancha de básquet, salas para desarrollar actividades como pintura u otras artes, grandes áreas de cultivo donde los drogadictos eran los encargados de plantar y recolectar todo tipo de verduras y hortalizas. Estaban atendidos en su aseo personal por sanitarios que incluso le hacían la manicura.
Muchos músicos de jazz de la época y artistas de todas las artes pasaron por la Narcotic Farm; Chet Baker, Charlie Parker, Tadd Dameron, Joe Guy, Billie Holliday, entre muchos otros. Escritores como William Burroughs y su hijo, actores como Peter Lorre.
Las Jam sessions que se organizaban en ese centro eran magistrales.
Tras cuatro décadas de notables éxitos, el ambicioso proyecto de la Narcotic Farm, fue cerrado tras unos escandalosos sucesos. Investigadores del gobierno descubrieron que en la granja habían sido contratados cientos de presos y voluntarios por la Cia para experimentar con LSD u otras nuevas drogas. Eran usados como cobayas humanas y pagaban sus servicios con dosis de heroína.
Todos estos acontecimientos se cuentan en el libro “The Narcotic Farm” y en un documental histórico de más de una hora de duración, donde ex-reclusos y drogadictos que estuvieron allí, relatan sus experiencias de su paso por la Granja de los Estupefacientes. Akí
Nota: La colección de jeringuillas que ilustran esta entrada, son una pequeña muestra de la cantidad de material incautado a los que ingresaban, algunas de esas jeringuillas son verdaderas obras de artesanía.
En 1935 en plena depresión, el gobierno americano decidió crear un esperanzador proyecto para intentar poner fin a este problema que les acuciaba y que aumentaba años tras años.
Lexington, una ciudad del estado de Kentucky fue la elegida para construir este legendario centro donde la mayoría de toxicómanos americanos habrían de pasar por allí
La “Narcotic Farm” o la granja de los estupefacientes, era una institución que no solo fue creada para la rehabilitación de drogadictos, sino para encontrar una cura contra la drogadicción. Los reclusos de todas las prisiones federales eran enviados allí para curar su adicción y adictos sin condenas penitenciarias también podían ingresar voluntariamente.
La Narcotic Farm se convirtió en poco tiempo en el epicentro del mundo en los tratamientos a los drogodependientes, ellos fueron pioneros en el uso de la metadona para curar la adicción a la heroína y la morfina, y utilizar sustancias para bloquear los efectos de los opiáceos. La Narco Farm jugó un importante papel para que la sociedad americana tuviese conciencia de que los drogadictos habían de ser tratados como a enfermos en lugar de cómo delincuentes.
Los presos y voluntarios ahí recluidos gozaban de una atención y privilegios desconocidos hasta entonces. Disponían de bolera, cancha de básquet, salas para desarrollar actividades como pintura u otras artes, grandes áreas de cultivo donde los drogadictos eran los encargados de plantar y recolectar todo tipo de verduras y hortalizas. Estaban atendidos en su aseo personal por sanitarios que incluso le hacían la manicura.
Muchos músicos de jazz de la época y artistas de todas las artes pasaron por la Narcotic Farm; Chet Baker, Charlie Parker, Tadd Dameron, Joe Guy, Billie Holliday, entre muchos otros. Escritores como William Burroughs y su hijo, actores como Peter Lorre.
Las Jam sessions que se organizaban en ese centro eran magistrales.
Tras cuatro décadas de notables éxitos, el ambicioso proyecto de la Narcotic Farm, fue cerrado tras unos escandalosos sucesos. Investigadores del gobierno descubrieron que en la granja habían sido contratados cientos de presos y voluntarios por la Cia para experimentar con LSD u otras nuevas drogas. Eran usados como cobayas humanas y pagaban sus servicios con dosis de heroína.
Todos estos acontecimientos se cuentan en el libro “The Narcotic Farm” y en un documental histórico de más de una hora de duración, donde ex-reclusos y drogadictos que estuvieron allí, relatan sus experiencias de su paso por la Granja de los Estupefacientes. Akí
Nota: La colección de jeringuillas que ilustran esta entrada, son una pequeña muestra de la cantidad de material incautado a los que ingresaban, algunas de esas jeringuillas son verdaderas obras de artesanía.
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