Dicen, que el cerebro humano ha multiplicado por cuatro su volumen con respecto a nuestro primer antepasado africano.
Un logro evolutivo tremendamente importante que explica la capacidad cognitiva de nuestra especie.
Los humanos tardamos unos siete años de vida hasta que el cerebro alcanza su tamaño definitivo. Esto representa un cien por cien más de tiempo del que necesita un chimpancé. Sin embargo Las conexiones básicas de nuestras neuronas se producen con mayor lentitud que las de un mono. Por ejemplo, cuando los humanos tenemos un año de vida, apenas hemos aprendido a andar, mientras que a esa misma edad, un chimpancé ya corretea por la selva a toda velocidad de rama en rama.
La ventaja de que nuestras conexiones neuronales sean más lentas en un cerebro cuatro veces mayor que el de un mono, estriba en la posibilidad de recibir estímulos durante mucho más tiempo.
El potencial que puede conseguir nuestro cerebro incluso en nuestra más tierna infancia puede alcanzar cotas increíbles si recibimos los estímulos adecuados.
Disponemos de mucho tiempo para ello y esto ha sido una de las grandes adaptaciones de nuestra especie en relación a los primates u otras especies.
Otras especies que habitan en nuestro entorno, nos superan en tener algunos de los sentidos mucho más desarrollados que nosotros. Por ejemplo, un halcón tiene una vista mucho mas desarrollada que la nuestra y un sabueso un olfato unas cien veces mas desarrollado que el nuestro, pero en el conjunto de conexiones cerebrales los humanos avasallamos a las de esos animales y por tanto nuestra inteligencia se impone a la de cualquier bicho viviente que habite sobre la faz de la tierra.
Todo este asunto me lleva a una reflexión donde al parecer algunas de mis conexiones cerebrales hayan tenido una especia de alteración o bien que en mi ya larga dilatada edad de crecimiento cerebral, mi masa encefálica haya tocado fondo en cuanto a evolución se refiere y en estos momentos se halle en estado de involución.
Cada noche con la metodología de un relojero suizo, cierro mis quehaceres diarios me dirijo a mi nevera deposito en un vaso un par de cucharadas de colacao, añado una cucharada de azúcar (rasa) y voy llenando el contenido del vaso de leche fresca a la vez que voy removiendo el cacao en polvo y el azúcar para evitar esos molestos grumos que se forman en la superficie del vaso.
Acto seguido enciendo un cigarrillo y me encamino al lavabo para echar la última meadita antes de meterme en la cama. Tapa levantada, cigarrillo entre los labios y mirada extraviada en el techo o en las baldosas del lavabo buscando formas o imágenes que se forman con las luces y sombras de la iluminación del baño.
De esa guisa me sorprendo cada noche. Con la ceniza del cigarrillo doblada hacia abajo, mi polla sacada de los calzoncillos que lleva cinco minutos sin echar ni gota ni gota y como si de aun acto reflejo se tratara pillo el cigarrillo con sumo cuidado para que la ceniza no me caiga sobre la polla y arrojo la colilla directamente al lavabo.
Craso error.
Son las cuatro de la madrugada. Pulso el pulsador de la cisterna para que se vayan los meados y la colilla del cigarrillo.
¡Ja!
El agua fondo del wc queda blanca y cristalina pero la puta colilla no se va, no se sumerge, no desaparece de mi vista. ¡Joder!... tiro nuevamente, esta vez media descarga nada más. A esas horas de la madrugada la puta cisterna suena como un autentico tsunami, despertaré a todo el puto edificio.
¡Nada! ahí sigue nuevamente y no solo eso, el puto filtro se ha separado del resto de tabaco que quedaba y el fondo del wc esta lleno de virutas de tabaco y además el filtro se ha descarnado de su papel naranja que lo envolvía.
Vuelvo a pulsar el pulsador. Esta vez descarga total, ahora sí que habrá desaparecido ¿no?...pues una mierda pa mí. La puta colilla sigue ahí blanca e inmaculada, las virutas de tabaco no están pero el filtro aún esta ahí. Dos putas descargas y media de cisterna y la puta colilla todavía sigue ahí.
¡Ahora si que ya te tengo!
Cojo un montón de papel higiénico y lo echo encima de la colilla, tomo la escobilla y lo sumerjo todo hacia el fondo del wc. Sin soltar la escobilla con la otra mano pulso el pulsador (descarga total) y mientras baja el agua voy empujando el manojo de papel higiénico con la colilla debajo.
En esos momentos oigo a través de la salida del aire del lavabo como carraspea algún vecino y como mascullan entre dientes: Otra vez el gilipollas ese con la puta cisterna.
Si, si, lo que tu digas, pero el puto filtro ahora yace en las entrañas de las putas alcantarillas de este repugnante pueblo.
Resultado de mi evolución cognitiva y la esplendida capacidad de mis conexiones neuronales: tres descargas y media de cisterna (unos 30 o 35 litros de agua) siete metros de papel higiénico y un sinfín de maleficios echados por mis vecinos. Además, los putos filtros esos del tabaco tardan más de una década en degradarse.
Y esta noche, como si del día de la marmota se tratara, la historia de repetirá.
1 comentarios:
Qué buen blog!!
Saludos.
(Sigo leyendo)
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