martes, 27 de julio de 2010

¡¡¡Dadme vino!!!



No me habléis de refinados placeres:
dadme el sencillo del vino.
Tengo que hundirme está noche muy hondo
hasta que no sea yo.
Si fuera valiente,
atravesaría ahora mismo mi pecho con la espada
pero solo soy un pobre sujeto que
ha agotado ya todo su valor.
Dadme vino,
y si después me preguntáis mi nombre y os respondo,
dadme más.
No me ofrezcáis otra cosa que no sea vino,
no lo podría soportar.

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