Llegado el momento, todo el mundo tiene el derecho a equivocarse.
Reconocer tu error y pedir perdón ennoblecerá tu espíritu y te reconciliará contigo mismo.
En tu mano no está el ser perdonado, sino en la mano de a quien haces la afrenta.
No obstante si el ofendido no te otorga ese perdón, no insistas en pedir clemencia. Una sola vez bastará para hacerle llegar tu arrepentimiento.
Es preferible vivir sin ser perdonado, que vivir siendo perdonado por el patetismo y la insistencia reclamada.
Si la has cagao te jodes, otra vez pondrás más atención y posiblemente no caerás en el mismo error.
Te asaltaran otros errores, la vida se compone de aciertos y errores. Siempre será así y siempre se han de seguir las mismas pautas. Te equivocas, te disculpas. Yerras, lo lamentas y demuestras tu arrepentimiento. Si no se te otorga el perdón, camina con la cabeza alta, no mendigues clemencia.
Errar es de humanos, darse cuenta tarde...una autentica putada.
0 comentarios:
Publicar un comentario